viernes, 26 de diciembre de 2008

Soledad Morillo Belloso // Sabe a calidad el sabor


Una amiga me dijo: "en Venezuela no se come bien; en Venezuela se come sabroso"
La cocina es mi refugio, no para huir sino para hallarme. Es fácil extraviarse en el ruido de los aplausos y las lisonjas y el chaparrón de insultos, injurias y calumnias. Cuando cocino, cuando mis manos se pringan de nuestros sabores y olores, los infundios y las infamias se esfuman. El año pasado escribí unas líneas para resaltar esas maravillas gastronómicas que son "prueba de la existencia de Dios". Me sorprendió la acogida que tuvo ese artículo. La gente quiere vida. Y calidad. Y en Venezuela, sabe a calidad el sabor. Este año me concentro en nuestra Venezuela. Muchos aducen, pomposamente, que la culinaria nuestra es simple, descolorida y carente de estilo. ¡Error! En nuestros fogones, por factores como el clima, la integración de etnias y nacionalidades, la ubicación geográfica y la curiosidad venezolana, se ha desarrollado un muy peculiar sincretismo de sabores, aromas y texturas. Hace unas nochecitas, conversando con una amiga caímos en el tema culinario. Se me quedó grabada una frase que me dijo: "en Venezuela no se come bien; en Venezuela se come sabroso". Semanas atrás falleció María, la ayudante de Ángel Lozano. Ella era clara muestra de manos que confeccionan delicias para el paladar, que tejen festejos para el alma. Tuve el goce de conocerla y tratarla, y degustar sus glorias. A ella, a María, dedico mi lista de "pruebas de la existencia de Dios" de este año.

1- El pernil con naranja cajera, receta del abuelo de mi querido alcalde Gerardo Blyde.

2- La polvorosa de camarones preparada con mero, cebolla, ajoporro, vino blanco y crema de leche, con un toque de parmesano, especialidad del restaurante Las Brisas, en Los Robles, en Margarita.

3- El helado de pistacho de Gelatto en el pueblo de El Hatillo.

4- El flan caraqueño de jojotos.

5- El mazapán de merey al perfume de sarrapia.

6- Las tostadas dulces de pan viejo.

7- El bienmesabe de naranjas.

8- El desayuno criollo en la calle que baja a la Plaza Bolívar de El Hatillo.

9- El pabellón oriental, con cazón guisado, en casa de los Sanabria en San Antonio de los Altos.
10- El queso de bola relleno que yo preparo.

11- El steak pimienta del Club Náutico de Maracaibo.

12- Los espárragos en salsa holandesa que mi marido prepara.

13- La torta de dátiles y nueces de Marianella Ruiz.

14- Los quesos de cabra de La Muralla en El Hatillo, bañados con confitura tibia de tomate.

15- La tarta de manzanas que se prepara en sartén. Hummm& Dios existe. Hummm... Es Navidad. Tiempo de hallacas, pernil, pan de jamón. Y de dulce de lechosa. smorillobelloso@gmail.com